domingo, julio 29, 2007

¿Los libros son para el verano?



Sentada en la penumbra bien hallada de un bar cualquiera (a pesar de ser las once de la mañana ya lucía un esplendoroso sol en la terraza y yo huyo del sol como los vampiros… la resaca influye, supongo) esperaba entre bostezos la llegada de unos amigos.

El local estaba prácticamente vacío, un par de parroquianos apoyados en la barra discutiendo sobre la conveniencia de la prohibición de subir a los lagos (de Covadonga) y un camarero tras ella, deambulando, también entre bostezos y a la espera de alguno de esos turistas que con la llegada de agosto comenzarán a invadir la ciudad fotografiándose, sin olvidarse ninguna, con todas y cada una de las estatuas que adornan los rincones más insospechados de ésta. Y es que si uno va despistado y sin mirar (lo que yo hago habitualmente), corre el peligro de estrellarse sin alevosía con el aún más despistado Woody Allen, con la exultante orondidad de Botero o la decimonónica Ana Ozores; por no hablar de mi preferido, el insigne viajero Willians B. Arrensberg o el monumental culo del mismo Úrculo.

Yo estoy enfrascada en la contemplación del periódico sobre mi mesa, sin leerlo y de repente el camarero enciende el televisor. Aparece sintonizada una emisora autonómica y el volumen es tan elevado que es imposible no dejar de dirigir la vista en busca del aparato. Sale en pantalla una jovencita, supongo que de veintitantos. Parece ser, por sus palabras, que es una de las presentadoras “del tiempo” de la cadena y que el espacio en el que ahora aparece es “un especial de verano” por el que pasan todos los trabajadores de la emisora recomendado la lectura de un libro. Debe ser una campaña de promoción de la lectura o algo así.

Pues bien, el libro que recomienda la chica es “Los miserables” (de Victor Hugo). Evidentemente debe argumentar su elección:

-“Bueno… esto… es que cuando estaba en la facultad (Ciencias de la Información), en tercero, un profesor nos ordenó leerlo, como trabajo de clase. Y bueno, ufff… al principio me costó y tal... También tuvimos que leer “La tregua” de Primo Levi… y ése… uff… me gustó más el otro… además hay una película (y un musical)… más ameno (del otro también hay película)…

Pues ya lo saben, señores, a leer “Los miserables” este verano y si no lo hacen no se preocupen, basta esperar a llegar a tercero de carrera para que un infame profesor os lo ordene. Dará pereza claro, pero al menos aprenderéis algo nuevo, que hubo un escritor francés que escribió esa novela y que no es sólo una película y demás...

Al otro, a Primo Levi, mejor lo dejamos para cuarto.



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