martes, febrero 05, 2008

Sia


"I have been here many times before

Hurt myself again today

And the worst part is there's no-one else to blame"

Breath me

La soledad del cine (y diseño) español





Tras unas (inmerecidas) vacaciones o ausencia y tras el retorno al trabajo y al no tener mejor tema de conversación y ser nula la actividad laboral de este martes de Carnaval, celebrado Antroxu para los asturianos, nos enfrascamos las mujeres (y algún hombre) en uno de los deportes nacionales de este nuestro país, la crítica, no siempre constructiva, del género ajeno haciendo especial hincapié en los peinados y atuendos. Qué mejor oportunidad sin duda que la ofrecida por la reciente ceremonia de entrega de los premios Goya.

A la pregunta de la Viudita Alegre de si alguien había visto "La soledad", película sorprendentemente, dicen algunos, triunfadora de esta edición y tras la respuesta, un "no" más que unánime, le siguió un suspiro aliviado. Ella, cinéfila irredenta, no hubiera podido soportar que otra persona conociese esa película cuando a ella se le había escapado, y a ella no se le escapan ninguna de esas películas menores, de bajo presupuesto, grandes ideas y productoras independientes (sean o no españolas). Por toda respuesta a mí sólo se me ocurrió decir que la que había visto yo era "Juno". Un "no" a secas me parecía en exceso lacónico y esa película creo que podría encuadrarse dentro del género de películas menores, de bajo presupuesto y bla bla bla. Allá por noviembre, en el Festival de Cine (de Gijón)... si ya se sabe que siempre han sido de un moderno y de un adelantado a las modas.


En todo caso la conversación pronto transcurrió por el cauce habitual de ese tipo de conversaciones y a falta de la revista Cuore (un auténtico icono que ha desplazado hasta a la mismísima Hola) hojeando periódicos y recordando las imágenes de la televisión pronto tuvimos nuestro listado de las más glamourosas y elegantes y de lo que es más importante, del trío de auténticas terroristas de la moda sobre la alfombra verde, que no roja, logo de una marca de bebida incluida.


Para mí la más elegante y glamourosa, la que mejor defendió su vestido con esa maravillosa cola... en definitiva la más de la más fue Silvia Abascal, en mi no humilde opinión, obviamente. Sé que por ahí ha ganado Goya Toledo vestida de Elie Saab. Claro que Goya Toledo es mona, tiene mucho estilo y Elie Saab nunca falla, que se lo pregunten a Rania de Jordania, y aunque el vestido era un auténtico sueño, a ella le faltaba algo, y no precisamente la maravillosa cartera de Loewe.


No suelo poner fotos en color, es una de las estúpidas "normas" que me "impuse" al hacer este blog, salvo honrosas excepciones, y ésta es una de ellas.


Pero como lo auténticamente importante es destapar el baúl de los horrores, que nunca faltan aunque nadie llegue a los extremos de las apariciones de Björk en la alfombra roja de los Oscars (a mí no se me olvidará nunca aquel cisne al cuello) le concedo el honor del tercer puesto a Neus Asensi disfrazada de bola (o cómo se llame) de discoteca, el segundo a Natalia Verbeke embutida en un Dolce & Gabanna al más puro estilo Beyonce tres tallas menor, esta chica nunca acierta y el primero a una actriz de Las trece rosas que no sé quién es y que lucía vestido corto negro con botas de ante a dos colores.


Salvo, tras enconadas discusiones, por un lado a Blanca Portillo con un estupendo David Delfín, pese a que las rayas horizontales del cuerpo le hicieran parecer una tabla de planchar. Supongo que los diseños de Delfín por estupendos que sean, que lo son, sólo le sientan bien a alguien tan andrógino como Bimba Bosé. Y por otro lado también le concedo el beneficio de la duda a Najwa Nimri porque me gusta la gente que es chula porque sí aunque se le olvidara peinarse esa noche y tal vez si lo hubiera hecho y se hubiese quitado las hombreras nadie le hubiese mirado el escote.


Doy por sentado que estas señoritas están rodeadas de estilistas, asesores, maquilladores y peluqueros. Para más delito, todo es prestado, vestido y joyas. Y entonces, es que no se miran en el espejo antes de subirse a la limousine. Supongo que algunas no lo hacen en absoluto y otras en cambio demasiado, como la Pataky o Mónica Cruz. Se nota que a la segunda su trabajo como "actriz" y hermanísima le deja tiempo para usar y abusar de los rayos uva y la primera no contenta con haberse operado por delante y por detrás también tira de peinados postizos.


Y por cierto, el premio honorífico a la desfachatez va dirigido a la parte masculina del asunto, salvo excepciones, véase el director de El orfanato, deberían comprender señores, que el cine, como la mujer del César, no sólo es una fábrica de sueños, también debe parecerlo.



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