jueves, octubre 29, 2009

Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio


Me asalta un frase al doblar la esquina. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Quiero mostrártela. Quería escribirte. Contarte. Más de lo que ya he contado. Como si eso fuera posible. Sería un buen resumen de todo lo que tanto y tanto hablamos. Yo no lo hubiese explicado mejor. Va por ti.

"No escojas sólo una parte,
tómame como me doy,
entero y tal como soy,
no vayas a equivocarte.

Soy sinceramente tuyo,
pero no quiero, mi amor,
ir por tu vida de visita,
vestido para la ocasión.
Preferiría con el tiempo
reconocerme sin rubor.

Cuéntale a tu corazón
que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.
Del derecho y del revés
uno sólo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.

Nunca es triste la verdad,
lo que no tiene es remedio.

Y no es prudente ir camuflado
eternamente por ahí
ni por estar junto a ti
ni para ir a ningún lado.

No me pidas que no piense
en voz alta por mi bien,
ni que me suba a un taburete
si quieres, probaré a crecer.
Es insufrible ver que lloras
y yo no tengo nada que hacer.

Cuéntale a tu corazón
que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.
Del derecho y del revés,
uno sólo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.

Nunca es triste la verdad
lo que no tiene es
remedio."

Sinceramente tuyo - Joan Manuel Serrat



miércoles, octubre 28, 2009

La poesía como un arma





"Hubo un tiempo en que mis únicas pasiones eran la pobreza y la lluvia.

Ahora siento la pureza de los límites y mi pasión no exisistiría si supiese su nombre"

Antonio Gamoneda



Sigo con Gamoneda. Me traslado a la infancia y suena Schubert.

P.D. Clara Schumann (el Schu impostor).

martes, octubre 27, 2009

Lo mejor de lo peor


"Lo mejor de lo peor
es que lo peor de mi,
es lo que sabe mejor
aunque lo quiera ocultar
simpre me vuleve a salir.

Lo mas duro de entender
es poque no soy capaz
de tirar de mi yo sola
cuando veo que no estas
y sale lo peor de mi.

Y las torres son tan altas,
y tan grandes los gigantes
que me asusto y me estremezco
al verme tan pequeña y tan fácil de pisar.


Me convierto en una sombra
que no la reclama nadie
es más por miedo que por frío
cuando veo que no estas
sale lo peor de mi.

Lo mejor de lo peor
es que lo peor de mi,
es tan negro y absurdo
que me mata la verguenza
el saber que sigue ahí.

Me grita como poseso
para hacerse notar
pero solo lo consigue
cunado sabe que no estas y sale lo peor de mi.

Y las torres son tan altas,
y tan grandes los gigantes
que me asusto y me estremezco
al verme tan pequeña y tan fácil de pisar.


Me convierto en una sombra
que no la reclama nadie
es más por miedo que por frío
cuando veo que no estas
sale lo peor de mi.

Más por miedo que por frio
cuando veo que no estas
sale lo peor de mi."


Escucho a Luz, tan grande, y se me van las ideas y sus letras sustituyen a las mías.


Lo (poco) que queda de mí


"Tu inocencia es como un cuchillo delante de mis ojos..."

Antonio Gamoneda


Sentada en el suelo rodeada de muebles que esperan una vida mejor alejados de mí y un par de latas de cerveza. Ojalá todos tuvieran tu sentido de lo que es correcto, me dice. Y yo sólo puedo pensar que he actuado bastante lejos de esa correción que se me presume cuando cual mujer desesperada reclamé la ayuda de su fortaleza física sabiendo, como sabía, que no iba a negarse, que no podía negarse. Es fácil tratarme, añade. Y yo no quiero seguir escuchando, sé lo que viene después y hoy no me apetece escucharlo. No, una vez más no... Conmigo puede ser como es porque no le juzgo ni le intimido, porque me bebo tres cervezas sin complejos y acabo hablando de fútbol o de motos sin que me interesen ninguna de las dos cosas y ni siquiera se me nota porque aun sin interesarme por momentos me interesan. Los caballeros las prefieren rubias pero se casan con las morenas. Que bueno que no me parezca a ninguna de sus ex-amantes, dicen todos siempre, aunque luego sigan suspirando por ellas y no por mí.



Viaje a ninguna parte



"I'm so broken babe
But I want to see
Some shining eye
Some of my beauty
My lostest beauty"

Escuché esta canción y me acordé de ti. Aunque de ser sincera no necesito motivos para recordarte porque siempre estás ahí.

lunes, octubre 26, 2009

Que sepas que el final sí empieza hoy





No me gusta, pero es Sabina... y le debo tanto... En eso también coincidimos. Ya son demasiadas cosas.

Las maletas ya están abiertas. Leo demasiado rápido, no proceso la información, devoro las palabras. No me comunico, me despierta de mi ensoñación el timbre del teléfono y es para él. El tiempo no pasa. Me meto en guerras que no son las mías, que no me van, en las que estoy condenada a la derrota. Y me siento terriblemente culpable, no por perder, a eso estoy acostumbrada, sino por no saber decir "no" a tiempo. Y me engaño, le debo tanto. Y me importa, pero no me importa. Como vulgar marioneta en un Puppentheater cualquiera quiero que alguien maneje mis hilos, que al llegar el final de la función haga reposar mis huesos en el fondo del baúl mientras son otras quienes se llevan los reconocimientos y aplausos.

domingo, octubre 25, 2009

Avería y redención


Hablamos de la honestidad (brutal de Calamaro). De la propia, tan mal entendida, de las ajenas, tan escasas. Mar opina que me equivoco, una vez más. Mel se pone romántico y me da la razón. Son la voz de mi conciencia. No haré caso a ninguno de las dos. Para eso son los consejos, para obviarlos.

Qué le voy a hacer si me hicieron así. Si pregunto demasiado, si cuento, si digo lo que siento y pienso y no le tengo miedo a que las respuestas no me gusten, a la inoportunidad de mis palabras. Si no lo hiciera dejaría de ser yo, y si dejase de ser yo dejaría de gustarme a mí misma aunque les gustase a otros.







P.D. 1 Enciendo la tele y sale Pau, y yo, que jamás he escuchado enterita ninguna de sus canciones me siento atrapada por ésta. Seguro que en unas horas se me habrá pasado.

P.D. 2 Sigo desconcertada por el cambio de hora. Esta mañana acabé enciendo la tele a eso de las nueve y me encuentro con "Sensación de vivir", cuando aparece el padre de Dylan y este deja a Brenda por Kelly, no puedo evitar preguntarme por qué atesoro en mi memorio tanta información inútil.

P.D. 3 Fiel a mis principios me voy a ver "Que el cielo la juzgue", Gene Tierney está impagable en esa película. Un par de cervezas y dos tequilas compartidos siempre son mejor que una tarde de domingo.

P.D. 4 El título, obvio, se lo he robado a Quique González.

sábado, octubre 24, 2009

Shelter from the storm


Me gustaría explicártelo. Sé que lo entenderías, supe que lo sabías, de seguro que acabaré por hacerlo. Siempre lo hago, más temprano que tarde, aunque tengas tus dudas. Y tú preguntarás y dejarás de sonreir adoptando ese aire de superioridad docente mientras damos vueltas y vueltas sin rumbo ni dirección en una ciudad fantasma a altas fiebres de la madrugada. Me llamarás E. por cuarta vez y yo dudaré si corregirte. Demasiadas letras E. en esta historia. Firmamos igual, te gustaba esa coincidencia. Más tarde supe de los fantasmas que compartían esa firma. Ya era tarde, la otra E. se me había adelantado, también quiso ser tu refugio en la tormenta.


I’d like to kiss you, but I just washed my hair



Sugiero que nos están echando, han apagado las luces. Me trago las ganas, obedezco las reglas.

Y todo lo demás... también.




P.D. Bette Davis y Richard Barthelmess en "The cabin in the cotton".

Volveré a ser lo que nunca fui


Suena Tom Waits. Me gusta esa canción. Simplemente It's closing time. No le des más vueltas. Hace meses que me acompaña. En realidad toda mi vida. Pero sí, es cierto. I don't want to fall in love with you, 'cause falling love just makes me blue.


miércoles, octubre 21, 2009

Non stop



M. acaba de cumplir los 18. El tiempo no pasa deprisa, sólo nos lo parece. Aún recuerdo la primera imagen de A. embarazada, aquel verano de hace 19 años, del que apenas recuerdo nada. En la estación de Zurich, cuando en Europa aún se viajaba en autobús y los trenes iban hacia el este. Tardarían todavía años en desembarcar los vuelos low cost en nuestras vidas.

Busco un vuelo para las Navidades, algo más de dos semanas de vacaciones. Todo me resulta carísimo. Volar desde Asturias es una utopía por menos de 300 euros. Iberia tiene el monopolio. La opción de quedarme no se contempla. Me gustan las Navidades. Tengo la extraña capacidad de seguir disfrutando de ellas. No sé por cuánto tiempo. Mientras las presencias superen a las ausencias.

Mi lista de prioridades se incrementa de forma inconstante. El alicatado del baño, un sofá de piel rojo, paredes pintadas de blanco y un televisor renunciable. D. no opina lo mismo. El fantasma y la Sra. Muir no es digna de verse en una pantalla de ordenador. Los televisores de ahora se cuelgan en la pared, dice. Me ahorro el mueble, cierto. Me parece una razón convincente. Pero ganan el plato de ducha y su respectiva mampara, tengo la manía de ducharme todas las mañanas y algunas tardes. Ahora todo se paga a plazos, me apunta alguien.

Mi compañero sigue hablando solo y sigue sin hablar conmigo. Tampoco yo con él. Lo intenté, al principio. Un día traté de hacerle una consulta, procedimiento sancionador abreviado. Al fin y al cabo es abogado. No supo contestarme. Fin del intento de socialización. El cine manga y los videojuegos me resultan ajenos y carentes de interés, a él todo lo demás.

Tengo que hablar con el portero. Toda una novedad tener portero físico. Prometió cambiarme la cerradura. Puede que sea una paranoica, pero no pienso pasar una sola noche en mi nueva casa sin haberla cambiado antes.

Un usuario de los servicios públicos me regala una caja de bombones por hacer mi trabajo. Él considera que le he perdonado la vida. Intento sacarle de su error. No lo consigo y me como los de chocolate blanco y con leche. Regalo el resto. El chocolate ya no me pone. Será mi comida del día. Esta tarde tengo una cita y pretendo lucir un vestido que hace un año que no me pongo.

Ayer estuve en Primark. Mi primera compra allí y la tercera vez que entro desde que la abrieran hace ya más de un par de años. Me producen urticaria esas bolsas de rejilla y los montones de ropa desordenada me confunden. La primera vez que entré las colas, la ropa horripilante y el olor a petróleo de la sección de zapatería me hicieron salir por pies sin mirar atrás. Me compré unas medias. Hace siglos que no me pongo una falda y/o vestido. Pero hace demasiado frío, no creo que las estrene. Los panties son más cómodos, aunque menos prácticos para según que menesteres. Hoy me apetece ir al cine.

Me llama M. El Mexicanito lindo ha regresado. Cómo contarle que nunca se ha ido.



lunes, octubre 19, 2009

Pasaba por aquí



Hoy no he tenido un buen día. Tampoco ha sido malo. Ha pasado sin más. Ha regresado la lluvia. Comienzan a amarillear las hojas y la gente ya luce abrigos y botas. Me gusta el cambio de estaciones, promesa de lo venidero. Y estoy contenta, sin más, sin motivos ni apariencias. Mi compañero (laboral) sigue sin hablarme, aunque se pasa la mañana hablando consigo mismo. Hoy me ha dado "miedo", pero por primera vez en mucho tiempo no me ha importado.



Tengo una pregunta para Vd.


Tanto Nebroa como Busca se han ofrecido (aceptado) amablemente a convertirse en mis asesores en materia erótico-sentimental. Así que abran juego. Aquí les lanzo la primera cuestión-pregunta-duda existencial. ¿Qué hacer ante un amor no correspondido?

Creo que yo siempre lo he tenido claro. Mi respuesta es huir, da igual hacia donde o en qué dirección, aunque acabe siendo la equivocada. Y me da igual que sea yo la que no corresponde o mi persona la no correspondida. Es pura higiene emocional, también con su punto de cobardía, cierto. Huir del dolor, del propio y del ajeno, del que una provoca, involuntariamente, y del que sufre, incluso voluntariamente.

Pero a veces, en ocasiones, se me antoja tan difícil…




P.D. Ingrid Bergman y Cary Grant en "Encadenados".

viernes, octubre 16, 2009

Con las ganas


Puede que sea la mudanza, nueva casa, nuevo karma. Las paredes pintadas de blanco, menos es más. De repente ligo con desconocidos en plena calle. Lo intenta con la vieja excusa de la búsqueda de una calle inexistente. Me tropiezo con un chico guapo, encantador y aparente que incluso escucha mis opiniones. Retomo dos relaciones (amistosas) que nunca debí permitir que se perdieran. Y por encima de todo, me enamoro y ni siquiera me importa no ser correspondida. Bueno, esto último no es del todo cierto, pero no he sentido la necesidad de montar un drama. Es lo mejor que me ha pasado en estos dos últimos años (exceptuando a D., obvio, pero entonces no era yo la enamorada) y eso tengo que celebrarlo. He vuelto a sentir, a sonreir sin motivo ni causa aparente, a emocionarme cuando ya pensaba que eso era imposible. Claro que me gustaría que las circunstancias fueran otras. Es evidente que sé que hice algo mal o simplemente que me demoré demasiado en tomar decisiones que no debían haber sido decisiones sino impulsos y que tal vez llegué tarde. Pero ni modo, me alegro tanto de haberme cruzado en su camino o que él se cruzara en el mío...

Sé que debo olvidarlo y alejarme mientras aún esté a tiempo de mantenerme lejos del dolor que inevitablemente llegará cuando ya no me resulte suficiente estar sentada a su lado en el sofá, mi cabeza apoyada en su hombro. Pero hoy no puedo, tampoco mañana ni la semana que viene. Llegará el momento y ojalá esté preparada entonces. Ojalá haya encontrado ese día cualquier motivo que me lo haga más fácil, que los defectos que hoy encuentro adorables se conviertan en insoportables.


miércoles, octubre 14, 2009

Los domingos se han hecho para bailar (dicen algunos)



Sal siempre (me) dice que hay que tirar p’lante aunque sea a costa de darse de cabezazos contra la pared reiteradamente. Siempre de frente y luego que salga el sol por Antequera. No seré yo quien le quite la razón que es posible que tenga. Quién sabe, a lo mejor a ella le funciona. O tal vez el maquillaje borre las cicatrices y la sonrisa sea la mejor de las constancias. Para mí, un no es la derrota más absoluta y un quizás, la rendición, que a tiempo, dicen algunos que es una victoria.

Sonaban los Burning en un bar de esos en los que aún suenan los Burning. Estuve a punto de decir lo mucho que me gustaba esa canción, pero no, no éramos dos.


Plegaria


Me gustaría pedirle al tiempo que diese marcha atrás hasta el momento en el que no te conocía y yo vivía mi vida, pequeña y ordenada, sin altibajos ni emociones, sola pero con mi compañía para el te de las cinco. Me gustaría pedirte a ti el favorcito de que me borraras de tu vida. Que te olvidaras de mí si es que en algún momento me recuerdas... Yo... no podré hacerlo.




Le cuento. He conocido a un chico guapísimo este fin de semana. Guapo y encantador. Con sentido del humor, buen conversador, aparente y tremendamente guapo. ¿He dicho que era guapo, muy guapo?. Se interesa. Quiere que cuente, saber qué ha pasado. Es evidente que no puede competir en belleza afirma. Nada que hacer. Y yo le cuento y bromeo acerca de mi supuesta madurez alcanzada, las apariencias ya no son suficientes, me dejan fría, sólo alcanzan a compartir unas cervezas y una cena, un rato de animada conversación (que no es poco). Se pone serio, o sólo lo finge. Agradece la parte que le toca. ¿Mal entendido orgullo herido?. Si es así no lo comprendo, y bien sabe ese Dios al que algunos le rezan que me encantaría hacerlo.




P.D. Katherine Herpburn y Douglas Fairbanks en "Morning glory".

domingo, octubre 04, 2009

Siempre hay un camino



Sigo sin entender por qué elijo siempre el camino más largo, si al final con una sola llamada es suficiente. Y aunque odie los teléfonos, que en lugar de acercar alejan, acabo de hacerla. Puedo irme a la cama en esta noche de domingo un poco más alejada de mí y acercándome, aunque sólo sea un paso, hacia algo, sea lo que sea.

Espero curarme de ti



"Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón."

Jaime Sabines



He vuelto a hacerlo, a perderme cuando caminaba hacia la luz del final del túnel, enredada en mi propio laberinto, el mismo del que juré escapar. Dos pasos hacia atrás justo después de avanzar uno. No puedo pretender que se sometan a la imposición de mis ritmos, mis silencios y mis pausas. Ninguno de ellos. Hoy he dejado que suene el teléfono, insistentemente, una, dos, cuatro veces, no he contestado y a quién contesté le concedí evasivas, compromisos imaginarios, la promesa de llamar cuando estos se terminaran. Me he quedado vacía, carente de sentimientos, emocionalmente atrofiada. Cualquier día saldrás a la calle y te enamorarás de alguien, ya no querrás volver a estar conmigo, me dijo. No pude contestarle que a lo mejor era de él de quien iba enamorarme, se me olvidó que a diferencia del poeta, García Montero, yo no sé de amor, aunque medite el cuerpo que le doy y no cuide las cosas que le digo.



sábado, octubre 03, 2009

Diario de una semana



"Y no se muevan de su asiento
que ahora es tiempo para disfrutar el vuelo
con palomas enganchadas a los dedos
bordeábamos el mar."

Cuando éramos reyes - Quique González


1.- He aprendido que el bourbon y el güisqui no son lo mismo. Ignorante de mí desconocía la diferencia, creía que el bourbon tan sólo era el término que los americanos usaban para llamar al whisky, y parece ser que no, y que ni siquiera el Jack Daniel’s es bourbon porque (cito literalmente) no tiene maíz y es de la tierra de Tennessee y no de Kentucky... que es doblemente destilado y no simple como el bourbon.

2.-He vuelto a escuchar a Quique González. Hay ganas de escuchar su nuevo disco. He vuelto a perderme por carreteras secundarias escuchando “Personal” y cantando a pleno plumón. He vuelto a darle una oportunidad a los nuevos discos de Fito y Pereza.

3.- He vuelto a montar en moto después de más de quince años, salvando las distancias, lo de entonces era una Vespa, lo de hoy una moto de gran cilindrada en plena autopista. Lo mío no es valentía, es inconsciencia, cariño. Y podría ponerme poética y cursi y decir que fue toda una experiencia con el viento en mi cara y la libertad en mi espalda. Pero confesaré aquí y ahora que no lo fue, el erotismo que se puede presumir a la cercanía de pecho contra espalda se evapora con mis manos ateridas de frío, con un casco demasiado grande que huele a tabaco negro y con la escasa agilidad demostrada no tanto para bajar como para subir de ella. He aprendido que nunca más me montaré en una moto con tacones y vaqueros ceñidos, en el supuesto de que vuelva a subirme en una moto algún día.

4.- He vuelto a besar (sólo cuando me lo pidieron) y a ser besada (la próxima vez te afeitas). Y cuando me dijo, no quiero que te vayas, me fui. Cómo decirte, cómo contarte… Aún no lo estoy. Como Jessica Rabbit, me dibujaron así.



P.D. Marilyn Monroe y Montgomery Clift en “Vidas rebeldes".

viernes, octubre 02, 2009

Máscaras


Mi amigo Y., madrileño adoptivo, que un buen día cruzó el charco para para licenciarse en la Sorbona y acabó de teleoperador en Madrid, es un adicto a la comida y a la coca-cola light, que no Zero, aunque no necesariamente en este orden. De lo primero da fe su oronda figura, de lo segundo, la infinidad de botellas vacías que decoran su cocina en interminable hilera.

Siempre que voy a cenar con él y cenamos fuera, en un restaurante, se entiende, se reproduce la misma escena. Arqueo de cejas y mirada entre el divertimento y la incomprensión del camarero o camarera de turno. Supongo no les resultará habitual que alguien pida cenar con cola-cola light y al mismo tiempo se meta entre pecho y espalda tres platos de la carta sin olvidar el postre. Recientemente, cenando en determinado ilustre local de Gijón casi llegó a las manos con la camarera que a eso de las once de la noche se negaba a servirle un arroz caldoso con bogavante, un chuletón de buey, una ensalada de bacalao y un revuelto de morcilla con pasas y piñones tras las distintas tapas que para el resto fue cena y para él tan sólo un antipasti a la italiana, regados con sidra, obvio, y coca-cola light. Alcanzado finalmente el acuerdo se negoció el postre, arroz con leche, como es de rigor, tarta de queso Afuega'l pitu y algo más que no puedo recordar pero creo que llevaba castañas.

Faltaría más que alguien tuviese que justificar sus adicciones o explicar sus contradicciones, pero a él continuamente le requieren el por qué de la coca-cola sin azúcar si después no se corta ni un pelo en la ingesta de todo tipo de calorías.

-“Porque me gusta, carajo.”

A mí por ejemplo me gusta el pan integral mucho más que el blanco, aunque éste sea irrenunciable para determinadas recetas. Y no, no tengo problemas de fibra intestinal, o tal vez sí, que nunca he tenido claro qué significa eso. Ni tampoco estoy a régimen ni lo he estado nunca y así me va. Simplemente me gusta. Se me antojan pocos manjares más exquisitos que una buena rebanada de pan negro, mantequilla y jamón de la Selva Negra acompañado de una buena Weizen. Y no, por supuesto que no le hago ascos al pan con tomate, apunte para los patrios, como tampoco al Fladenbrot con tzaziki y olivas, ni siquiera a un Big Mac.

En ocasiones todo es tan simple como eso. Algo te gusta, sin más, no es necesario dar explicaciones. No hay dobles intenciones... Si las necesitas, apuntas a la persona equivocada.

jueves, octubre 01, 2009

Continuidad




Quiero dejar de vivir en el pasado. Pero llega Morrissey de improviso y se cuela en mis oídos en medio del supermercado, justo cuando acabo de pasar por delante y de largo por el estante de los helados. El de dulce de leche es una perdición, pero hoy he hecho acopio de fuerzas y resistencia y estoy plantada delante de las verduras refrigeradas con una bolsa de zanahorias en la mano e intentando recordar dónde carajo tengo guardada la licuadora que justo en ese preciso instante he decretado que volverá a ver la luz... Y así no hay manera.

Yo tenía menos años, menos arrugas en el alma y una inmensa maleta roja donde cabían todas mis pertenencias. Ahora, pasado el tiempo, tres guijarros recogidos en una playa del Canal de la Mancha, tres deseos y otras tantas frustraciones.



P.D. Jennifer Jones.

Aquellos díes




"Per caminos recónditos
vuelvo a aquellos díes.

Busco una patria
que nunca tuvi,
un tiempu ayenu
al qu'entós fui.

Nada espero.
Nada alcontraré.

Pero vuelvo.

La muerte
nun habrá buscame
nesos díes."

Pablo Antón Marín Estrada




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