sábado, abril 04, 2009

Theme from something really important*



Me llama, sorprendentemente me sigue dirigiendo la palabra. Pensé que tal vez iba a decirme que se casaba y que me invitaba a la boda o algo así. Pero no, sólo se ha comprado un piso, a medias, eso sí, con esa alma gemela (transcribo literal) que se ha echado. Lo de la boda venía a cuento porque la última vez que hablamos tras meses sin hacerlo, hemos vuelto a estar meses sin contacto hasta ahora, me despedí con un "el día que te cases me avisas, aunque no hace falta que me invites a la boda" y lo decía sin acritud, sin enfado y sin esconder ninguna otra intención excepto la de alardear de mi exquisito carácter y educación.

Por eso supuse que tras el prolongado silencio la llamada se debería a tan grata noticia, pero no, no se casa, aunque sigue feliz como un pichón con su enamorado, compartiendo un piso e hipoteca a medias porque es evidente que una persona sola no puede permitírselo (¿me lo dices o me lo cuentas?) y tras recordármelo me pregunta por mi futurible mudanza... ¿no acabas de decirme que es IMPOSIBLE pagarse un piso sola? Estoy buscando, pero como con los hombres, lo que puedo permitirme no me gusta y lo que me gusta no está a mi alcance.

¿Y hablando de hombres y no de mi alma gemela, qué tal te va con ése, cómo se llamaba? (Como si no lo supiera perfectamente). Y dudo si mentirle y hablarle maravillas de mi norelación, pero la cordura que amenaza con disiparse se instala de nuevo en mi cabeza y le digo y cuento la pura verdad, que intenta habitar el olvido, aunque parece ser más rápido y un prurito de orgullo se asoma y aclaro que fui yo quien le envió fuera de mi vida aunque no lo haya conseguido del todo y se empeñe en quedarse (pero si podemos ser amigos... podrás tú, no yo). Y fin de la conversación, que es un tema del que prefiero no hablar, pero cuéntame excelencias de esa alma gemela que no te has dignado a presentarme en dos años vete tú a saber por qué motivo. Y no sé si arrepentirme de haberle dado la palabra, porque habla y cuenta y la felicidad ajena por momentos me resulta indecente. Supongo que debe darse cuenta porque cambia de tercio sin hacerlo del todo y pasa a algo mucho peor, los consejos que parece ser a ella le resultaron tremendamente útiles. Debo de ser muy impaciente y sé que ha pasado sólo una semana, pero he hecho punto por punto todo y algo más de lo que ella me ha recomendado y de momento, nada.





*Travelling Wilburys


P.D. Barbara Stanwyck

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