martes, diciembre 29, 2009



Enciendo el móvil. Lo tengo apagado desde el día 15 a las cuatro de la tarde cuando me subí al avión que me trajo hasta aquí. Como soy como soy, olvidé el cargador, y tengo que reservarlo para la última noche del anyo. Hay un par de personas que quiero sepan que me acuerdo de ellas.

Comienzan a llegar mensajes acumulados y atrasados. Y entre publicidad y ofertas de "roaming", como de la nada, aparecen felicitaciones de Navidad y buenos deseos. Abro el correo, más de lo mismo. Me irrito y/o enfado sin motivos racionales ni aparentes. Puede que sea egoísta, por calificar de alguna manera, que me moleste que se acuerden de mí personas que yo ya he olvidado o que en el peor de los casos no quiero recordar. Gente que se olvida de ti los otros restantes 364 días. Parecería que soy su obra de caridad, su "siente a un pobre a su mesa", "felicitemos a Dae" aunque el resto del tiempo no nos acordemos de ella.

Mantengo el beneficio de la duda. Tal vez es un envío de esos masivos que llegan a todos tus contactos o números de tu agenda. Aunque la pregunta que cabría hacerse en este caso es porqué conservan mi número. Pero va a ser que no, van personalizados. Cabe la posibilidad de una combinación de correspondencia. Pero me desean novios feos, fuertes y formales para el 2010, me dan excusas no requeridas, explicaciones a todas luces falsas y maniqueas. Promesas que ambos sabemos no van a cumplirse, entre otras cosas, porque ninguno de los dos vamos a mover un dedo por ello.

En la próxima carta a los Reyes Magos, la que no iba a escribir, aún estoy a tiempo de hacerlo, voy a pedir que no se acuerden de mí los que ya no me recuerdan.

P.D. Soy tonta, hace tiempo que lo asumí. Parezco ingenua, y probablemente lo sea. Pero ése no es el juego. El juego es que tu hablas y yo te escucho, y mi mala entendida buena educación me hace sonreír, asentir y dejarte las puertas abiertas. Pero yo sé que tú sabes que yo sé, así que entre el silencio y las excusas baratas yo prefiero lo primero aunque no me gusten ninguna de las dos cosas. Si no tienes la valentía de decir la verdad, cállate. No inventes, no fabules, no creas que te creo. Auf Wiedersehen, espero que mejores tu alemán, pero no será conmigo.

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