lunes, agosto 30, 2010

En movimiento (el caso es andar)





[...]So what if I came knocking? 

So what if I came knocking? 
So what if I came kicking 
And it scared you a little bit, 
And I came on strong 
Would you think 
That there's something wrong with me? 
Or could it be your fears 
Of trying something real 
Or just afraid to touch 
A guy like me? 

[...] 

So if you hear some knocking 
On your window tonight 
You can bet that it's probably me. 
But let it be known 
That we're just a pair of tumbling dice 
And the outcome of these crap shoots 
Is hard to see. [...]

What if I came knocking de John Mellencamp




Ahora que mi Andrés abomina del Twitter ('[...]140 caracteres pueden metérselos profundo en medio del ojete, me importa tres pepinos perder un segundo más en el rebaño de boludos con Blackberry o lo que es peor... conectados a la nada a cambio de demostrar que son infantiles[...]'). Una va y decide conectarse, no al Twitter, que sigo sin tener la más remota idea de qué carajos es (ni intenciones, ni ganas); sino al Facebook, aunque tampoco tenga nada claro para qué sirve, cómo funciona y si a mí me va a servir de algo (sí, lo sé, últimamente le he dado a mi vida una orientación utilitarista que me asusta un poco... sólo un poco).

Llevo demasiado tiempo recibiendo invitaciones de gente, algunos hasta los conozco (o los conocí en otras vidas), que han sido ignoradas automáticamente, una tras otra, sin tregua. Gente que expone su fotografía de frente y de perfil, fecha de cumpleaños, nombre y dos apellidos, estado civil y carencias vitales. Como mi amiga Sal, posando sonriente con su nuevo peinado. Ella, que desconoce la existencia de este blog, ya que de hacerlo pondría el grito en el cielo sin abandonar los pies de la tierra (toda una artista en este menester). Posar para Facebook es políticamente correcto, contar miserias aquí, no; que ya nos conocemos (y de hecho hace casi 20 años de eso).

Como parece que la pregunta de moda ha pasado a ser: "¿estás en Facebook?" , al responder siempre que no, pasaba a tener que aguantar el subsiguiente discurso aburrido y proselitista. Llegué a un punto en el que no hubiera sido capaz de escuchar una vez más la enumeración detallada de todas las ventajas de la red social y acabé por decir que sí, que tenía un perfil allí; y antes de dar paso a la fatídica sentencia ('agrégame como amigo', parece ser que hay algunos que coleccionan amigos en la distancia virtual del Facebook como yo sugus de cereza); lo decía yo antes. Todos tan contentos, ellos en su ignorancia; yo en mi mentira. Dudo que se percataran que en realidad no había cumplido mi (falsa) promesa, ocupados como parecen todos en colgar la foto de su útlimo desayuno y en batir todos los records de desconocidos amigos agregados.

Debo confesar que caí en un momento de debilidad. Estaba el viernes a la tarde esperando que vinieran a colgarme las cortinas (digo, a ayudarme a colgar las cortinas) y como se retrasaron algo así como tres horas, yo allí sentada en mi silla (recuerden que aún no tengo sofá) dándole vueltas a lo de siempre (soy monotemática y absurda, no he acabado de entender eso que siempre repite mi madre, que si una cosa no tiene solución para qué darle más vueltas, y si la tiene, pues igualmente). Sonaba Shostakovich, que a mí siempre me baja las defensas. Algunos tienen que tomarse un cognac (o dos o tres, échale la culpa al alcohol de tu presunta desinhibición) para desnudarse, quitarse disfraces, y capas cual cebolla humana. Yo escucho a Shostakovich y sin dejar de ser yo, acabo mostrando partes de mí de las que ni yo misma soy consciente de poseer. Bien, esto no es cierto, si de algo puedo presumir, probablemente lo único, es de conocerme bien a mí misma; pero estarán de acuerdo conmigo en que suena bien al decirlo/escribirlo.

De pronto me llega una nueva invitación de Facebook que ignoro como es lo oportuno, más por inercia que por premeditación. Era de alguien que sí conocía; o conocí, más bien. Hace poco nos encontramos por inciertos motivos, sienta bien eso de ver casi 20 años después al amor imposible de tu adolescencia, ése que ignoraba tu existencia, que te hacía sentir invisible; y ser tú ahora la que le ignoras, la que le traspasa con la mirada sin detenerse en su presencia. Al que cuesta reconocer por lo mucho que ha cambiado sin ni siquiera haber cumplido los 40, en realidad debe de andar por los 36; y al que le cuesta mucho reconocer que la mujer tímida e insegura que tiene delante es la misma adolescente tímida e insegura de veinte años atrás. Me temo que tanto le cuesta reconocer que ni siquiera me reconoce y se inicia un baile de fingidas sorpresas y velados descubrimientos.

Así que allí estaba yo, con Shostakovich de fondo, que me provoca aflorar sentimientos y hasta ternuras, impaciente y sobria; combinación imperfecta para acabar meciéndome peligrosamente en un abismo de deseos incumplidos. Por eso acabo por elegir el Facebook (al final todo se reduce a una elección), la seguridad de lo desconocido e incierto y olvidar que es viernes y que no tengo el valor para quedarme con la inseguridad del otro, también desconocido e incierto y con la hospitalidad ofrecida en la calle del Arenal.





P.D. Ya saben, para todo lo demás me encontrarán a partir de ahora en la red de redes... Una buena pregunta sería qué es todo lo demás. Les prometo que cuando lo descubra se lo cuento, aquí, claro.

13 perdidos en el laberinto:

Susana Terrados dijo...

Es difícil resistir tanto empujón a la red de las redes "oh, gran facebook", todos nos resistimos pero que si esto que si lo otro terminamos convencidos.
Y, bueno, depende la intención y el uso. Yo he descubierto que con discreción hasta puede tener provecho.
Saluditos. Por cierto, ¿las cortinas...?

Daeddalus dijo...

Las cortinas en su sitio, de momento. Juro que hacía mucho tiempo que no estaba tan en deuda con alguien como con los dos caballeros que me pusieron la barra de las cortinas, las cortinas, el estor, el espejo, me arreglaron un par de enchufes... y se ofrecieron para lo siguiente, colocar un nuevo suelo.

Anónimo dijo...

Hace poco que me he unido al rebaño del Facebook, con lo que supongo que será verdad eso de "ovejas bobas, donde va una van todas". Alguna cosa buena tiene, como localizar a colegas de estudios, y gamberreos, por poner un ejemplo. Ahora mismo tengo a 18 personas agregadas entre amigos y familia, un número de risa en comparación con la mayoría. Lo importante es que son los que de verdad cuentan. Con el tiempo (unos dos meses), y pasada la novedad, apenas si le hago caso; sobre todo después de descubrir las excelencias de los blogs, donde tienes realmente la oportunidad de conocer gente interesante y con cosas importantes que decir. Como tú, que me has sorprendido con más de una entrada, como aquella de título tan largo en la que decías verdades como puños.

Tu madre tiene mucha razón ;)

Un beso

violetazul dijo...

Yo me fui de allí!!!
El face no me moló, me sentí superada por tanta invitación de amistad, de gente que de pronto les resulta tremendamente fácil agregarte en la red, y en la calle, casi ni dicen hola!
Esto, y algunos ciberacosos de pseudo locas hicieron que me fuera con lo puesto.. y eso sí, adicta que es una al contacto... me fui al twitter! jajajajja
Qué señores tan apañaos, me los mandas por aquí que tengo algunas faenillas por hacer?
Besos y suerte!

Daeddalus dijo...

Te cuento Zarzal, a mí eso de las supuestas ventajas de Facebook no me convencen. A saber, recuperar el contacto perdido con amigas de colegio, ex-novios y viejos amigos. Yo no quiero saber nada de mis ex-novios con los que a día de hoy ya no mantengo contacto, si las amigas del colegio habitan el olvido será porque no les faltan motivos y los viejos amigos, si son de los buenos, siempre tendrán un teléfono cerca. Además en todo caso lo que yo pretendería es que la historia allí no fuera más que un trasunto de lo que escribo y/o muestro aquí y viéndolo así, y ahora que me doy cuenta, si ya tengo el blog para escribir entradas inacabadas y con títulos interminables exponiendo mis verdades, no creo que grandes como puños, pero mías al fin y al cabo, que es lo que cuenta.

Mi madre casi siempre tiene razón, aunque yo nunca le haya hecho caso.

Daeddalus dijo...

Exactamente eso es lo que no entiendo yo, Violeta, para qué quieres tener contacto virtual con gente con la que en la vida real no tienes roce. Yo lo veo absurdo. Para interaccionar con desconocidos, que lo sean del todo al menos en ciertos aspectos, yo prefiero esto.

Cuando terminen con lo mío, les mando en paquete azul directitos. Además salen baratos, a mí sólo me costaron una tarta de limón.

Reina del Mango dijo...

Yo, que no tengo feisbuc d'ese, seguiré viniendo mejor por aquí, si no es molestia.

k dijo...

En mi caso, cada uno (blog y facebook) sirve para una cosa. No, desde luego, para recuperar viejos nada. Y hay muy poca gente que tenga acceso a los dos ámbitos. Todo bajo control (más o menos). Creo que la gente ni se entera de que la borras de tu lista (entre 200 o 2000 "amigos", ¿qué importancia te dan a ti?). Y si se enteran, tampoco se quejan. Por ahora.

Ojalá hubiera el mismo sistema cuando te arrepientes de haberle dado a alguien la dirección del blog. Desfaría algún entuerto.

Daeddalus dijo...

Más que molestia, un placer, Reina; que de aquí no nos echan ni con agua caliente. A no ser que Iván y Jorge, respectivamente, nos digan ven y lo dejemos todo (espero me disculpes haya hecho el reparto).

Daeddalus dijo...

Eso K, y lo digo por experiencia propia tiene muy mal arreglo. Tan sólo un apaga y vámonos y comenzar de nuevo.

k dijo...

Nadie vale tanto.

Daeddalus dijo...

Probablemente... el caso es que parece que se nos olvida.

Nebroa dijo...

El feis no vale para nada Daed, ya lo habrás visto y lo notarás aun más los próximos días...
Pero yo me río allí, y con eso me quedo, claro que yo me río ya en cualquier lugar!

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