lunes, septiembre 13, 2010

Esas cosas que juraría me pasan sólo a mí



Lo he repetido hasta la infinidad, no me gusta mi cocina. Es más, la odio, y juro que mi sueño más recurrente (y eso que últimamente no ando falta de sueños) pasa por tirar hasta el último azulejo y hacer una nueva. Y como la odio, no la uso, aunque les aseguro que sé cocinar e incluso algunas cosas hasta las hago bien, me he declarado en huelga. Y quien dice cocinar dice llenar la nevera o usar la lavadora, integrada en la cocina. Así que de fin de semana en fin de semana, como los recién emancipados, aunque yo me fuera hace exactamente 17 años de casa de mis padres (aunque luego volviera y me fuera de nuevo y acabara volviendo para volver a irme), cojo el cesto de ropa sucia, lo meto en el coche y lo llevo a lavar a casa de papá y mamá. Pero no se confundan, en el servicio sólo va incluido el uso de la lavadora, es decir, soy yo la que mete, saca, ordena el programa, cuelga, recoge y plancha. Y este fin de semana pasado, no iba a ser menos...

Volví ayer tarde con toda la ropa sin planchar, de mala manera metida en una bolsa en el maletero, lo que provocó un doble planchado, y con lo que me gusta y lo bien que se me da, en fin, que ese no es el tema. No suelo hacer una lista con lo que llevo, para comprobar si lo traigo todo de vuelta, aunque debería, que en el trayecto de ida y vuelta siempre se me pierde y/u olvida algo. Así que esta mañana a eso de las 6:10 me meto en la ducha y cuando diez minutos aproximadamente después salgo, o más bien estiro la mano para coger la toalla, no hay toalla. Y en una casa normal hay toallas de respuesto, en la mía, que no es ni medio normal, no. Como no tengo armarios, sólo tengo un juego de toallas, las lavo con relativa mucha frecuencia, no se vayan a pensar ustedes cosas raras relativas a mi supuesta mala praxis higiénica. Sí, sólo tengo tres toallas, justo las que necesito para mi ducha diaria y las tres se habían quedado en el ranchito durmiendo el sueño de los justos en algún armario, imagino. Y como suponen bien, en la casas normales no sólo hay toallas de más, sino albornoces, o mantas, o sábanas de más o lo que sea que llegado el caso sirva para secarse. Pero no olviden, la mía no es una casa normal... Y con qué se seca una cuando ni siquiera son las seis y media de la mañana y no tiene absolutamente nada a mano... Consejo, el secador no es la solución...

Plan para esta tarde... comprar toallas y recoger todo el agua del suelo del baño...

4 perdidos en el laberinto:

guille dijo...

Si, solo te pasa a ti.

¿Como te secasté? ¿Sabanas? ¿Trapos de cocina? ¿El socorrido papel higienico? ¿Llamaste al vecino?

Casually dijo...

Qué cerda, por dios! Pienso en tu casa y siento náuseas.

Anónimo dijo...

Pienso que en tu caso el mejor sistema y el mas elegante es salir a la terraza y que te seque la bonita mañana

Daeddalus dijo...

Se echaba de menos tu extrema amabilidad... y por cierto, ni te imaginas lo mucho que tengo que agradecerte.

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