sábado, mayo 15, 2010

A mi compañera P., funcionaria interina, no le va afectar el famoso recorte del 5% sobre su salario de 1.000 € porque el próximo jueves será cesada y se irá al paro; y como bien ella se teme, pasará a convertirse con más de 40 años ya cumplidos, en parada de larga duración. Y es que a la gente que aplaude la medida y a Pepe Blanco que en directo y desde Tele 5 afirma en este preciso instante que ése es el precio que tienen que pagar los funcionarios por disfrutar de estabilidad laboral, habría que recordarles la figura del funcionario interino, que nada más lejos está que de tener un puesto de empleo de por vida. Ese detalle parece que nadie lo tiene en cuenta. Como tampoco el que no se haya esclarecido sobre qué se va a aplicar el tanto por ciento correspondiente, sueldo base o complementos. Aunque intuya yo que sobre lo primero, con lo que los grupos y cuerpos bajos, en los que el sueldo base proporcionalmente es más representativo que los complementos en su salario, se van a ver más afectados que los de superior categoría donde los complementos tienen más peso.

Y no digo yo que las medidas adoptadas por el gobierno no sean necesarias, aunque lleguen tarde, muy tarde, y a mí personalmente me parezcan burdas, improvisadas y facilonas. Además ya han comenzado con las excepciones, no se aplicará a las empresas públicas; a los altos cargos, que al fin y al cabo no suelen ser funcionarios, ni tocarlos; los liberados sindicales, esa casta privilegiada y para mí de incomprensible existencia, seguirán campando a sus anchas; seguirán creándose plazas de asesores, jefes de gabinete, concediendo prebendas y asignando jefaturas en función de favoritismos y tendencia política; generándose dietas, chiringuitos inútiles, fundaciones, viajes promocionales, recepciones y paseos en coche de lujo; seguirá elevándose la tasa de interinidad porque no hay oferta de empleo público. Pero no, la culpa es mía, que un buen día aprobé no una, sino dos oposiciones, que abandoné la empresa privada por una cuestión de prioridades; aceptaba un mísero sueldo a cambio de mi tiempo. Y ahora tengo que ver que mi vecino de 21 años se alegre de que a mí me bajen el sueldo cuando yo jamás me alegré que se quedara hace unos meses en el paro, cuando estos tres últimos años sin formación ni preparación alguna y subido a un andamio triplicaba por tres mi salario y aparcaba su deportivo de alta gama al lado de mi viejo utlitario de más de 15 años. Sí, yo debo arrimar el hombro, y lo arrimo, y lástima que el 2 de junio estaré de vacaciones y fuera de España, y por tanto no podré ejercer mi derecho a la no huelga, que del tema sindical prefiero no hablar, que me enerva. Y sí, pretendo ser solidaria con todos los españoles que hasta ahora han vivido por encima de sus posibilidades, equipando sus casas con televisiones de plasma en cada habitación y sus vidas con vacaciones en Punta Cana (todo se paga a plazos), y vendiendo su alma a 30 años por pisos que no pueden pagarse, poniéndose en manos de especuladores (bancos, constructores e inmobiliarias). Con esa figura tan entrañable en esta Asturias mía que son los prejubilados de la minería, que a los 42 años se van a su casa con pensiones que triplican por 3 las de cualquier jubilado medio y que "chollean" en los ratos libres que les deja el chigre; con los autónomos que cobran con una mano y declaran con la otra; con los empresarios que contratan en condiciones denigrantes, a sin papeles aprovechándose del miedo, la ignorancia y la debilidad de los inmigrantes; solidaria copn todos los licenciados recién salidos de esa fábrica de parados que es la Universidad de Oviedo, que se creen con derecho a que alguien les reclame y les ofrezca un trabajo en la calle Uría sólo por tener un título enmarcado y colgado en la pared, pero que no están dispuestos a ensanchar horizontes, aprender lenguas y cruzar el Pajares, que lejos de la tierrina se convierten en leyendas urbanas. Sí, seré solidaria, dejaré de gastar en lo que no gasto.

Jaque a la reina



Me pinto las uñas, de los pies, de color berenjena. Jamás las de las manos, aunque una vez y durante no más de un par de días las llevé de color negro y otra vez me convencieron que el jade era el color de moda (durante un par de horas)... pero siempre llevo las de los pies pintadas. No hay una razón determinada. En realidad nunca me miro las uñas y en invierno, y desde que me mudé a Oviedo y dejé de ir a la piscina, tampoco nadie me las mira, digo, las ve. Eso me lleva a calcular el tiempo que hace que no me desnudo delante de alguien (o me desnudan), aunque quitarse los calcetines, los panties o lo que corresponda, nunca las medias, siempre es lo primero en esos menesteres y recuerdo ahora la última vez que lo hice, desnudarme ante presencia ajena, y como se fijó en mis uñas de azuloscurocasinegro y me preguntó ese alguien el motivo, no ya del color, sino el por qué de pintarse algo que nadie va a ver (excepto yo) en es(t)e largo invierno. Como si hubiera que tener una razón... que por cierto no encontré. Tengo el defecto que enredarme con tipos multineuronales y en exceso racionales que por tanto ni me entienden a mí ni son capaces de aceptar que según que cosas se hacen porque sí... porque hacen bonito.

Piedras en el camino


"I took a walk in the rain one day on the wrong side of the tracks
"I stood on the rails till I saw that train
Just to see how my heart would react
Now some people say that you shouldn't tempt fate
And for them I would not disagree
But I never learned nothing from playing it safe
I say fate should not tempt me

[...]

I've crossed lines of words and wire and both have cut me deep
I've been frozen out and I've been on fire and the tears are mine to weep
Now I can cry until I laugh and laugh until I cry
So cut the deck right in half, I'll play from either side

[...]"

I take my chances -
Mary Chapin Carpenter


Este fin de semana no debía estar aquí. Ayer me esperaban con los brazos abiertos fuera de Oviedo para merendar. Pero acabé por encontrarme demasiado cansada. Una excusa tan mala como otra cualquiera aunque me había levantado a las seis, fichado a las siete y abandonado el trabajo a las dos para subir al coche y largarme y por tanto llegar cuanto antes.

A las dos y diez estaba en casa. A las dos y doce minutos me subía al coche pero tomé la dirección contraria en la autopista y acabé en Ikea de forma quizás no del todo inconsciente y sufriendo un ataque de compras compulsiva. Aunque adoro esa tienda, especialmente sus precios y paquetes planos, nada peor que una casa cien por cien Ikea; y la mía va por el camino de convertirse precisamente en eso. Concretamente cuando mi hermana C. me pedía que le enviara una foto para ver como había quedado finalmente mi dormitorio (sí, finalmente me he comprado una cama y he dejado de dormir en el suelo) la remití a la página 145 del catálogo Ikea 2010.

Después, claro, vienen el arrepentimiento y las devoluciones, y los paquetes que ya no son tan planos y (me)prometo estar el sábado para la comida. Pero me levanto tarde (para un día que puedo permitírmelo y ayer me dieron las tantas viendo Callejeros -algún día tengo que hablar de las despedidas de solteros y solteras -y leyendo ese libro sin fin que es El asedio de Pérez-Reverte) y sin ganas y con lluvia y acabo de lavar el coche y... (me)prometo hacer acto de presencia en el brunch del domingo (qué cursi se ha vuelto alguna gente de un tiempo a esta parte), aunque tenga serias dudas de cumplir mi promesa y sigo en casa y bajo las persianas y escucho a Billie Holliday mientras extraño fumarme un cigarro y una botella de ginebra. Luego me paso buena parte de este sábado (aún le queda un buen trecho) viendo cuatro capitulos de Fringe seguidos (sin tabaco ni ginebra) -serie que tiene el honor de conseguir que tape mis ojos con las manos apartando la vista de la pantalla una media de dos veces seguidas por capítulo- y me emociono al reconocer una calle de Boston, aunque sólo haya estado una vez en mi vida allí, walking the red line, y Boston me pareciera una ciudad tan anodina y digna de recuerdo como cualquier otra. Y ahora me voy al supermercado de la esquina a comprarme unas cervezas (con limón) y algo de comer (no sólo de señaldá vive el hombre, en este caso la mujer) para seguir tapándome los ojos viendo Fringe y emocionándome con las empinadas calles de Beacon Hill.



P.D. 1 Lupe Vélez

P.D. 2 En realidad no sólo vi Callejeros. También seguí todos los detalles de la boda de Dolores "si me queréis irse" Lolita Lola (Flores). Zapeaba yo y ojiplática y patidifusa me quedé cuando me encuentro con Jorge Javier Vodkas preguntándole a Juan el Golosina si estaba borracho, y el Juanillo, que tiempo le ha faltao para salir de la boda y plantarse en el plató para cascarlo, asegura estar no borracho, sino ciego; y a fe mía, y a la de Rossy de Palma, que era cierto. Porque esa es otra, qué pinta Rossy de Palma vestida de boda (estaba guapa y todo, aunque ustedes no se lo crean) en un programa de televisión hablando de una boda que no es la suya y contando que ha comido carabineros.

Bells are ringing






"Is it too much to ask
I want a comfortable bed that won't hurt my back
Food to fill me up
And warm clothes and all that stuff
Shouldn't I have this
Shouldn't I have this
Shouldn't I have all of this, and

Passionate kisses
Passionate kisses, whoa oh oh
Passionate kisses from you

Is it too much to demand
I want a full house and a rock and roll band
Pens that won't run out of ink
And cool quiet and time to think
Shouldn't I have this
Shouldn't I have this
Shouldn't I have all of this, and
passionate kisses from you".

Passionate kisses - Lucinda Williams







P.D. No sé... digo. Tal vez pases por aquí...

Proof of life



He bajado las persianas, apenas pasan de las dos del mediodía, creo que afuera llueve... no importa, acá dentro, también.



P.D. Katherine Ross

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