martes, junio 15, 2010

Hay días que duran demasiado


Llevo un rato sentada frente a la pantalla en blanco... quería escribir algo ocurrente, algo oportuno, pero siempre acabo en lo mismo, y no, hoy no toca eso, tampoco lo otro, aunque de eso si tenga ganas (y muchas).






P.D. Marie Wilson y Anne Nagel.




Este año he puesto especial empeño en olvidar mi cumpleaños. Sin ningún éxito, claro. A las seis de la mañana del día en cuestión me despertaron deseándome un cumpleaños feliz y tarta en mano con las velitas de rigor recordándome la fatídica cifra. Y así, ni modo, no son formas de empezar un día que yo había decidido consagrar al olvido y a los kilómetros.

Tener el móvil desconectado (en realidad llevaba así tres semanas completas) tampoco fue garantía de éxito. Al encenderlo cuando acababa el día siguiente al cumpleañero, allí estaban uos cuantos mensajes de felicitación, siempre bien recibidos, obvio, aunque una nunca deja de preguntarse por qué cierta gente sólo aparece en tu vida el día de tu cumpleaños y en Navidades, enviándote un mensaje exactamente igual a los tropecientos que ha enviado ese día o si tal vez se deba a que simplemente se le olvidó decirle a su secretaria que me borrara de la lista de sujetos a felicitar. Casi prefiero pensar esto último. La condescendencia y ciertas buenas maneras me pueden (y no para bien).



P.D. Habemus (presunta) boda real el sábado y acaba de estrenarse la tercera temporada de "True blood". Motivos suficientes para sacar a pasear a mi otro yo.


[...]En el otro extremo, tengo un follamigo, Óscar, al que siempre parece a punto de cambiarle la voz o de quedarse sin ella: es abrir la boca y por ahí le sale gallo tras gallo. Al final, después de dos o tres ataques de risa, decidimos que, cuando quedáramos para echar un polvo, en cuanto nos quitáramos la ropa se acababan las palabras. Así es que follamos como mudos desesperados en sesiones eróticas en las que todo hay que adivinarlo por los gemidos de aprobación del otro. Y oye... también tiene su encanto.

Últimamente, cuando viene a casa aprovecho y doy rienda suelta a una de mis fantasías auditivas más antiguas: Bruce Springsteen. Pongo su música y me dejo llevar.

Sí, lo confieso: la voz de El Jefe me pone. Me excita hasta límites poco confesables. Hace unos años fui con Elena a un concierto suyo al Bernabéu y pensé que me daba algo escuchándole entre tanto hombre sudoroso y guapo. Y yo condenada a oírle y a mirar sin atreverme a tocar(me) nada, con el cuerpo en tensión atenta a cada roce por si alguno era un poco más que fortuito. Fue mágico, enloquecedor y tan excitante que mi sexo despertó al oír su voz. En memoria de aquel día, a veces me pongo sus cds de hilo musical mientras me doy alguna alegría solitaria en el sofá.

Pero mucho, mucho mejor es cerrar los ojos mientras Óscar va trepando beso a beso, muerdo a muerdo por mis piernas y Bruce se desgarra la garganta en nuestro honor.

De hecho, hace poco me tomé la molestia de hacer una selección especial y os aseguro que estoy deseando que venga esta noche a casa para probar con él la nueva combinación estratégica de Secret Garden, Fire, My Hometown, Brilliant Disguise, Streets of Philadelphia, Blood Brothers, Cross My Heart...


Copio y pego una historia que he leído en no sé cuál blog no sé dónde y que me hecho tremenda gracia.. y yo que pensaba que era la única (o casi). Aunque de esa selección yo me quedo con Brilliant disguise, Fire, Fire, Fire, Fire, Fire, Fire, Fire y Fire...


Parecidos razonables



Yo, como tantos otros, supongo, fui lectora (voraz) de blogs antes que autora, hasta que llegó el momento en el que llegué a la conclusión de que si ésos podían, por qué no yo. Ninguno tenía, ni ellos ni una servidora, nada que aportar al mundo (ni intención, ni ganas), pero no deja de ser una forma de divertimento tan buena (o incluso mejor), que otra cualquiera.

Si alguien me preguntara por qué escribo un blog (y algunos lo han hecho), no sabría encontrar una respuesta razonada y convincente. Aunque tampoco sabría encontrar el por qué sigo y leo y releo determinados blogs día tras día. En algunos casos, la gran mayoría, la respuesta es obvia, porque son soberbios y me trasladan a otras vidas y a otros mundos, o me hacen reír o me emocionan o simplemente me gustan porque sí. En otros casos voy de paso y en otros, o en otro más en concreto, me une una irresistible atracción de amor-odio hacia el blogger en cuestión. No sé si calificarlo de masoquismo, por mi parte; de atracción fatal o de simple bobería, pero no encuentro explicación para no dejar de leer algo que no sólo no me gusta ni me aporta nada sino que también me irrita y las más de las veces me hace morderme la lengua porque si me pusiera a comentar no dejaría títere con cabeza.

He llegado a la conclusión de que tal vez en el fondo lo que esta persona escribe (casi siempre) podría haberlo escrito yo. Tal vez me siento esencialmente reflejada en ella, como si me mirara en un espejo. Y tal vez esta persona opine lo mismo de mí, si hasta a veces ha colgado para ilustrar sus entradas las mismas fotos que yo.

Related Posts with Thumbnails