jueves, junio 17, 2010

Quererlo todo ya y al mismo tiempo



Me llama mi madre. Me cuenta que ha hablado con la tía C. que a su vez ha hablado con la prima P. y me cuenta lo que la tía le ha contado, que a su vez es lo que la prima le ha contado a la tía. Un cotilleo, obvio… ¿Te acuerdas de esa chica tan sosa amiga de P. que es maestra? Y yo digo que sí aunque en realidad la respuesta es no. Perro siempre que mi madre me pregunta si recuerdo a alguien, aunque no sea cierto, le respondo que sí. Es el método más eficaz que conozco para ahorrarme la exposición de filiaciones, parentescos y vecindades (ya sabes, la nuera de la cuñada de la prima de la hija de la amiga de la vecina del quinto).

Satisfecha con mi respuesta, mi madre continua con la exposición… ¿Es más o menos de tu edad, no? Supongo que sí. Como no sé quién es, doy por bueno todo lo que me dice. ¿Y nunca ha tenido novio, verdad? No, creo que no, una chica muy discreta. Mi madre, sabiamente pasa por alto este último absurdo comentario mío y sigue contando mientras yo finalmente ubico a la chica en cuestión, que no es maestra sino enfermera y no es de mi edad, sino diez años mayor. Obviamente me ahorro las correcciones, callo y sigo escuchando.

Pues ahora se ha echado un novio. ¿Por qué nunca había tenido un novio, verdad? Pues que bien, que le vaya estupendamente con ese novio a la chica que nunca ha tenido novio… Es que no se te puede contar nada, ya mi madre con ligero tono irritado. Parecido al mío porque ya sé por donde va, porque yo, a sus ojos, tampoco he tenido nunca novio, y supongo que en parte es cierto. Nunca en mis (me cuesta asumir mi edad recién adquirida) años me he presentado en casa de mis padres colgada del brazo de un chico y he dicho, papá, mamá, acá mi novio; novio, acá mis progenitores. Y eso, yo sé que a mi madre le duele, lo que ella llamaría falta de confianza; y yo, que no ha habido nadie en mi vida digno de tal mención.

Pero ella sigue… Está divorciado y con dos hijos (o tres, no recuerdo bien). Se hace el silencio. ¿Y? Y la tía C. está escandalizada, ya bien tú sabes que ella esas cosas no las entiende. Tú tampoco, pienso y callo. Y ya dice la prima P. (también de más de cuarenta, como la amiga, soltera, aunque con historial amoroso a sus espaldas), prosigue mi madre, que esa relación no tiene ningún futuro, que ha intentado quitárselo de la cabeza, pero que ella está enamorada y ni modo, no atiende a razones, y es que un divorciado y con dos hijos, a dónde vamos a parar y además de 48 años… ¿Y? Pero si ella debe de andar por los 45, ¿dónde está el problema? Se me olvida que presuntamente la amiga es de mi edad. Pero mi madre parece no haber escuchado lo que he dicho (no hay que perder las buenas costumbres). Y sigue con el presunto escándalo, que se van a casar el año que viene, que quieren tener hijos y un largo bla, bla, bla para finalizar contando que además es feo, porque la tía C. le ha enseñado una foto que a su vez le ha enseñado la prima P., porque para colmo de todos los males se han conocido por Internet. Y quién sabe, igual es un buen hombre y todo, aunque sea divorciado, que bueno, que ya se sabe que todo el mundo merece segundas oportunidades, pero una chica tan maja, tan profesional, tan decente y tan soltera…

Corto la comunicación porque presuntamente me llaman al móvil, y me quedo con la duda, si debo o no debo buscarme vía Internet a un novio divorciado, con dos hijos, feo y de 48 años.

P.D. Liz Montgomery

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