miércoles, noviembre 10, 2010

¿Se pensaban que iban a librarse de la no crónica de la boda del año de la semana...? Pues va a ser que no...

[Podría hablar de muchas cosas, o lo que es lo mismo, de la nada absoluta, que es en lo que soy experta. Salir de nuevo con una de ésas, mis entradas moñas, sobre abismos y circunstancias. Pero no, hoy no me apetece, mañana sin duda volverán, pero lo prometido, a veces, es deuda, y es que me he reído tanto, que considero es injusto, aunque ustedes no quieran, no acabar compartiéndolo.. Y no se quejen, con no leerlo, basta y sobra. Al margen de que les compenso con los Drive by Truckers... que me gusta a mí esa canción. Y no, no me den las gracias]








(En construcción...) Y ahora suena el Dream, baby, dream... y sobran los motivos.








Una se creía que las mató el tiempo y la ausencia... no, que no era esto. Una creía que no podía haber otra boda-exclusiva (el pack es indisociable), patrocinada y financiada por la revista Hola, a partir de acá el Trola, más ridícula y hortera de bolera que la del Duque de Feria, Rafa 'Scalpers' Medina, alias El Zapatillas. Pero me equivocaba, como casi siempre y en tantas cosas.

Seguro que la inmensa mayoría de ustedes desconocen quién es el actual Duque de Feria, y menos que nos importa, pensarán, pero da igual, yo se lo explico, que de seguro eso del Ducado de Feria les suena; y les suena a un oscuro asunto de pederastia, drogas y prostitución que conmocionó a la sociedad sevillana de hace unos años y a Jesusito Vázquez, no hace tanto, cuando el sin par Paradita (José Manuel) se lo quiso recordar en vivo y en directo en no sé cuál programa de Telecinco (Telecirco pa'los restos). El de la escandalera por las calles de Triana fue el anterior duque, padre del actual, de los Medinaceli de toda la vida y residentes en la Casa de Pilatos, de la que actualmente sigue siendo dueña y señora la abuela Mimí, madre de uno y abuela del otro, y evidentemente ex-suegra de la gran Naty Abascal. Y por si tampoco saben quién es Naty, yo se la presento, que borracha es casi tan divertida y cariñosa como yo:




Porque a diferencia de cualquier boda convencional, donde la que brilla y resta protagonismo y opaca al resto  (y así debe ser) es la novia, en la boda del hijo de Naty, la protagonista, como no podía haber sido de otra manera fue ella, la madrina, y tal parecía que los que se casaban era madre e hijo y que la novia estaba de atrezzo, como de atrezzo parecía la presunta novia del otro hijísimo, Luis Medina, Amanda Hearst, de los Hearst de toda la vida, que seguro les suena el apellido, rica heredera de los States y a la que parece contrataron para figurar en las páginas del Trola, porque días después de la boda, la presunta relación, oh, desolación, se rompió.

Pero aunque esta boda dejara momentos impagables, como que fuera imposible distinguir quién era Naty Abascal y quién era Valentino (hagan la prueba y busquen las siete diferencias), o se cuente y se rumoree que a los invitados se les exigió por adelantado 150 euros para pagar el cubierto de un catering que ponía una empresa de los padres de la novia o que entre las más elegantes se encontrara la señá Duquesa (de Alba, se entiende) del brazo de su funcionario (imagínense cómo luciría el resto); no voy a hablar de ella, porque ha habido otra que la superado en ridiculez, si cabe, y parecía tarea difícil, por no decir imposible.

Ubicar a los protagonistas de esta segunda boda hortera de bolera, cateta y toreril va a resultar un poco más complicado. Pero vayamos por partes. ¿Se acuerdan de Carmina "sóis unos desahogaos' Ordóñez? Hija (Antonio Ordóñez), sobrina (Dominguín), mujer (Paquirri) y madre (Fran, de acá en adelante el Agropecuario, y Cayetano) de toreros. Pues bien; se dijo, se rumoreó, se comentó, que Carmina, mujer bella donde las hubiera en sus años mozos y no tan mozos, tuvo un amor imposible con un matatoros, a la sazón casado, con otra se entiende. Y lo del amor imposible venia porque parece ser que el matatoros en cuestión se resistía a abandonar a su mujer e hijos por ella.

Cuenta la crónica rosa que fue uno de los pocos secretos que se llevó a la tumba y de los escasos aspectos de su vida que no vendió al mejor postor, pero claro, fue morirse y a sus representantes, los hermanos Malasombra, digo, Matamoros, les faltó tiempo para contarlo, cobrando, obviamente, el subsiguiente cheque. Entre los nombres del presunto infiel se barajó el de Espartaco, respetablemente casado, entonces, con la mística de Patricia Rato, de los Rato de toda la vida; y a la que recientemente abandonó en uno de los casos de divorcio más fascinantes del cuore actual; que hay gente que no acaba de entender que cambiara a la Patri, niña mona y rica, señora de su casa y de las estaciones de AVE y aeropuertos que en este mundo son y han sido, siempre con una media sonrisa en los labios y un gracias, gracias y un bolso CH colgado del brazo, por una tal Macarena, ni tan guapa, ni tan mona, ni tan niña, ni tan señora de su casa.

Pero olviden al de Espartinas, sólo era un inciso, y es que ese divorcio me resulta tan fascinante como el increíble caso de Adriana Carolina Herrera casada con el Litri. Y vayamos al lío, que otro de los nombres de  matatoros que se barajó como el amor imposible de Carmina Ordóñez fue el de Jose María Manzanares. Y ahí es a dónde yo quería llegar. Porque la boda de la que quiero hablar es precisamente de la de un hijo de éste, el nombre de la novia, tendrán que disculparme, lo ignoro; el del novio es igual al del padre, Jose Mari Manzanares Jr., de profesión, para seguir con la tradición, matatoros. Dicen que el chiquito en cuestión es mono, y él parece creérselo, que alguien le debió decir alguna vez que si ponía morritos y cara de malo se parecería a Marlon Brando, y en fin, va a ser que no... o sí, que en realidad, qué sabré yo, porque a mí es verdad que me gustan los guapos, y las chaquetas de cuero y las camisas de cuadros y las barbas cuidadosamente descuidadas (aunque no venga a cuento lo digo por si hay por ahí algún lector o un pasaba por aquí que reúna los requisitos y me considere fascinante, lo sé, es improbable, peeero...), me temo en todo caso que no son el tipo de guapos que salen en la portada de la edición española del Vanity Fair... y este chico ha aparecido hasta en Vogue (edición española, se entiende)... pero que me disperso...

Del nombre de la novia no me acuerdo, de la madrina no se acuerda nadie, el padre del novio, que se supone que era el famoso, no asistió o no fue invitado, el novio se limitó a posar poniendo cara de malo... En fin un horror y una pereza sino fuera por los 'ilustres' invitados y sus andanzas. Porque, ¿qué pasa cuando invitas al Agropecuario a una boda donde hay mujeres casadas y en edad de merecer?, pues que los maridos y él se acaban liando a mamporrazo limpio por la virtud y los quereres de las buenas señoras. Y se dice, se cuenta y se rumorea que en pleno baile nupcial el Agropecuario sacó a bailar a Mariló Montero, la mujer de Carlos Herrera, ex-chica Hermida y Maja de España, que creo ahora presenta un programa en la teuve, y éste último no le debió sentarle nada bien y aunque parece que la cosa no llegó a las manos, sí le dieron a la dialéctica del insulto. Ahorro fotos de los susodichos porque el Agropecuario me produce urticaria y la Mariló, en fin, sólo puedo decir, qué daño está haciendo 'Mad men', que Grace Kelly sólo hubo una. Pero como el Agropecuario tiene para dar y repartir, también tuvo sus más y sus menos con otro matatoros, de nombre Pepín Liria, parece que íntimo del de Espartinas, y ya saben, que en todo caso yo les cuento, que aunque eran íntimos, desde que el Agropecuario ronda a Patricia Rato y a la hija mayor de ambos, la relación, lógicamente, se ha vuelto tensa. Que le van las madres y las hijas por igual, según parece, y las lealtades en el mundo del toro dícense inquebrantables. Se adjunta foto del batacazo de la mujer de Pepín Liria en la entrada en la iglesia, que los tacones pueden ser un arma muy peligrosa.





¿Y qué pasa cuando invitas a Cristina Tárrega, de profesión Cristina Tárrega, a una boda? Pues que le falta tiempo para llamar a un programa de televisión y contar que en plena madrugada tuvo que acudir la policía al hotel donde estaban alojados los invitados a la boda, porque esa extraña pareja, la formada por Estrella "Ojú qué arte tengo y cómo lo desperdicio por mi afán de salir en los papeles" Morente y Javier "qué cara de cabreo permanente me gasto" Conde, que dormían tres habitaciones más allá de la suya, montaban el escándalo padre, no sé si sabe si hubo o no más que palabras. Y tampoco se aclara si él ciertamente pasó o no la noche en los calabozos.

¿Y si invitas a Fiona Ferrer sin su waitress en zapatillas, y acá me disculparán, pero me da tanta pereza explicar quién es Fiona Ferrer, insigne y sin par rubia natural que pretende no tener un pelo de tonta, qué pasa? Que se piensa que es la sosa de Laura "de profesión mi suegra y tal y tal" Ponte, y se viste de musa de Miguel Palacio haciendo el mayor de los ridículos.






¿Y si invitas a Rosario Domeq, de los Domeq de toda la vida y a la sazón mujer de el Juli, aunque el Juli a su lado parezca un recortable en papel cartón a su vera? Pues que eclipsa al resto de las invitadas, novia incluida, y se convierte en la reina de la fiesta. Sudores fríos debieron entrarle a Naty (para muestra la foto de abajo, de rojo) cuando le robó el protagonismo en la boda de su hijo Rafael 'Scalpers' Medina, alias el Zapatillas. Y en la boda del Manzanares Jr., obvio, volvió a hacerlo, que va a ser verdad que la clase ni se compra ni se vende.




Moraleja, no invites a Cristina Tárrega a tu boda, mantente alejada del Agropecuario y asegúrate de que no haya ningún matatoros en tu lista de invitados, ni ninguna otra mujer que sea más guapa, más alta y más elegante que tú. Nada más triste para una novia que no ser la protagonista de su supuesto gran día (aunque a mí se me ocurran como mínimo otro par de cosas)... Me voy a escuchar a Imelda May para desintoxicar.








Nota mental... se llevan los guantes largos... qué me gustan.



El título no es necesario... ¿verdad?



Acabo de llegar de una reunión interminable, son casi las cuatro y cuarto y ni siquiera he comido todavía, acaba de salir el sol y no encuentro la canción que prometí... 'Sweet old world' - Tampoco he buscado a fondo, todo hay que decirlo...

Debería, debería tantas cosas, pero no... creo que me voy a casa a seguir leyendo "Tormenta de espadas" y a meterme entre pecho y espalda un filete, que no se queje mi médico que no hago progresos, aunque no los haga, contra mi anemia galopante...

Feliz tarde... y joder, acabo de confirmar mi asistencia a una comida laboral la semana que viene que no me hace ninguna, pero ninguna gracia, ni siquiera me gusta el menú... todo sea por socializar y no quedar como la única que no se apunta... aunque ese honor se lo lleva mi compañero A... no sé si es consuelo ver que hay seres más asociales que yo. ¿Y saben? Pienso divertirme aunque no vaya a comer nada... Juro por mí, que sí, que será...





[No era la canción que yo quería... pero Lucinda la canta aún mejor, aunque parezca imposible, sin que lo sea, porque al fin y al cabo viene de ella... y como imagino que en realidad nadie escucha las canciones... Aunque si no conocen esta canción no sé a qué están esperando...]



Ya lo cantaba Olvido... a quién le importa... a mí, desde luego, un bledo



Tengo un compañero que casi a diario llama por teléfono a su madre para pedirle instrucciones sobre el menú qué va a realizar ese día; ya sean boquerones en vinagre o lechazo al horno. No sólo toma notas, sino que transmite la información a quién pudiera interesar, iniciándose de ese modo una suerte de debate culinario-gastronómico acerca de las bondades del azafrán o del arroz bomba.

Hace no demasiado tiempo su madre le falló, no estaba disponible al otro lado del hilo telefónico y él parecía necesitar con urgencia una receta para hacer un potaje de lentejas. Echa un vistazo a su alrededor, en torno a las dos de la tarde la mayoría del personal estaba de tertulia, unas diez personas, y como si de repente hubiese sido iluminado por la luz eterna, se dirige a mí. A mí, que jamás he presumido ser ser buena cocinera, porque entre otras cosas, no lo soy y mis lentejas son lo más parecido a un caldo vegetariano. A mí, que siempre me inhibo y no entro en la discusión sobre el punto de las frituras. A mí, que soy la única mujer en metros a la redonda.

Y vuelta la burra al trigo. Hace un rato discuten sobre no se qué, hace tiempo que perdí el hilo y le estoy contando emocionada a mi compañero por qué tengo pintado de rojo en el calendario el martes 16 de noviembre, que cada loco con su tema. Cuando de repente oigo por detrás que alguien se dirige a mí con un: 'esto seguro que Dae lo sabe'... y lo que Dae supuestamente debe saber es cómo se llama la nuera de la baronesa Thyssen. Obviamente vuelvo a ser la única mujer en varios metros a la redonda y me temo que eso ha sido condición más que suficiente para que me hagan a mí la pregunta.

Y sí, ciertamente sé cómo se llama la nuera de la baronesa Thyssen, o lo que es lo mismo, Tita, de soltera Cervera. La mujer de su hijo, el esgarramantas de Borja Thyssen, se llama Blanca Cuesta, y también sé que es esa versión de barbie geriátrica patentada por Anita Obregón, en este caso con unos cuantos años menos y el pelo igual de frito, aunque apareciera hace dos semanas en la portada del Trola travestida de señora respetable con un moño a lo Audrey, en el bautizo-exclusiva de su segundo hijo, el segundo nieto de Tita Thyssen y al que ésta aún no conoce porque no se habla con el maromo de Borja. Lo cuál es fácilmente entendible, que una no se gasta el dinero en colegios en Suiza para que el niño se acabe liando con la versión 2.0 de su madre y con un único interés vital, que pasa por las motos, los tatuajes y los gimnasios (intereses, todo hay que decirlo, muy loables, siempre que no se reduzcan sólo a eso). Aunque imagino que cuando el dinero entra por la puerta, la dignidad sale por la ventana. Máxime si viene acompañado de un par de gemelas que dicen los rumore, rumore, son hijas del propio Borja, con lo que Borja sería padre y hermano a un tiempo... No me digan que no es fascinante la historia. Casi tanto como lo del carrete, que tras más de diez años escuchándolo sigo sin saber exactamente qué significa... no me hagan caso, divagaciones mías.

Sí, ahora pueden decirlo y asombrarse de la cantidad de información absurda e inútil que soy capaz de retener en mi cerebro. ¿Imaginan por qué nunca enciendo la tele? Sería carne de cañón, acabaría enganchada con todos esos programas que monta Telecirco, donde propios y ajenos airean sus vidas y sus miserias, aunque al fin y al cabo es lo que yo hago aquí. Sólo que esto es más divertido, porque aquí se habla de mí... Pero esto, ellos, mis compañeros, no lo saben... No saben que puntualmente, semana a semana hojeo, que no leo, el Trola (ya lo conte aquí). Costumbre entrañable que conservo desde la más tierna infancia; tengo que alimentar y mantener, aunque sea a buen recaudo, mi lado más freak, cotilla y bizarro. Me gusta ser un todo de muchas cosas, ser un prisma con muchas caras, y la prensa del corazón puede llegar a ser muy, muy divertida, especialmente porque a día de hoy, y espero que durante mucho tiempo, la portada del Trola le está vedada al mostrenco ése que algunos llaman princesa de no se qué distrito madrileño.

Así que dudo si admitir que sí, que conozco ese dato y hágase la luz, o callar e ignorar la pregunta con un encogimiento de hombros y un 'no veo la tele'. Que al fin y al cabo es cierto, no veo la tele, pero no sé mentir, y digo, Blanca Cuesta, y se inicia no se qué discusión sobre Francesca, la hijastra de Tita, marchante de arte, imagino que sobre la exposición de la Laboral, aunque no llego a entender qué tiene que ver con todo eso la nuerísima.

Al fin y al cabo, el 99% de las conversaciones que mantienen mis colegas aquí pasan por el fútbol, la fórmula 1 o lo que es lo mismo, Alonso, y de cuando en cuando levantan el país. Tres temas que a mí me caen lejos, pero bien lejos, y me interesan menos que nada. ¿Debo avergonzarme yo por divertirme viendo el despliegue a todo color de la boda-exclusiva del hijísimo ése de Naty Abascal, Luis 'Scalpers' Medina, alias el Zapatillas? Pues no, ni modo, que las risas son sanas, y porque no tengo ni tiempo, ni ganas, e imagino que interés alguno ustedes no tendrían en leerlo, pero si no, crónica que les enchufaba vía Youkioske. Que si fui capaz de admitir públicamente mi devoción por Raphael y la Jurado, ya no se me resiste nada. Si eso, luego me meto algo de Linda Rondstadt en vena, para compensar, aunque igual hay quién piensa que la señorita Rondstadt es una hortera de bolera y tengo que elegir algo más intenso, no sé, tal y como está el día vendría bien Neil Young, y ahora me apetece escuchar ésa que canto con Emmylou.


[Edito porque acabo de ver las fotos de otra boda del año de la semana, que los del Trola son muy suyos en esto del cómputo del tiempo, y me he echado unas risas, que no puedo evitar compartirlas con ustedes... que sí, que ya sé, que no les interesa, pero les dejo con Linda Ronsdtadt y luego a cambio de la crónica les compenso con Neil Young]




P.D. Arleen Whelan

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