miércoles, marzo 23, 2011

Cuenta atrás para un alma furtiva



Nunca me ha gustado la primavera. De siempre su llegada nunca ha sido bien recibida. No me gusta esa apartente alteración del comportamiento colectivo y tener que duplicar la dosis de autobronceador o de factor de protección solar. Los cambios de temperatura que te hacen salir a las siete con bufanda y a las tres llegar a casa sudando como un pollo y despojándote de capas cual cebolla en ensalada. Y sí, ya sé que no son razones que compitan con la llegada de más horas de luz, con los fines de semana que se alargan, con el optimismo que el buen tiempo trae a la gente de bien o con el ramillete de flores silvestres que recogí hace unos días y que ya languidecen marchitándose en ese improvisado jarrón.

No, nunca me ha gustado. Yo siempre he sido del otoño; que ya se sabe, que a veces, en octubre, es lo que pasa. De los días escasos de luz, de la niebla que todo lo envuelve como una realidad desdibujada, de las horas que se acortan y la humedad que te recuerda el paso de los años, siempre los mismos, nunca iguales; de los paseos apurados por las calles empinadas bajo el orbayu, buscando refugio en la calidez ajena; de los malabarismos para no pisar las hojas caídas, de inciertos colores, siempre traicioneras y dispuestas a que tus huesos acaben en el suelo... tan dispuesta como estoy en esta primavera del 2011 a hacer el esfuercito por disfrutar de ella.

Y quién sabe... tal vez hasta lo consiga.




P.D. Betty Grable

4 perdidos en el laberinto:

Anónimo dijo...

No me cabe ninguna duda.

Huntter.

Nicole dijo...

Me da que esta vez lo conseguirás :)

Marie dijo...

Me encanta.

Desde mi realidad dijo...

Esto mismo podría haberlo escrito yo ahora mismo... :)

Muaaa desaparecida!

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