jueves, octubre 04, 2012

Sucesión de sí mismo


Desde acá, donde la distancia no es olvido, hablamos de infidelidades e inseguridades varias. Y qué se yo, que nunca he sido infiel, o tan sólo un poco una vez, si es que se puede serlo a ratos. Aunque aquello fuera el preludio del fin o el anticipo de lo que vendría después y me colocaría a mí de víctima y culpable. Tantas vidas pasadas desde entonces y como decía el poeta careciendo ante ti de todos los recursos.

Lo recuerdo porque en un rato perdido leo a Lady Tea (que sí, os leo, a ti y a todas las demás aunque ya no lo parezca) y en un comentario afirmo (y reafirmo) que se puede ser hombre infiel y feliz en su matrimonio. Y digo/dije hombre, porque hablábamos de hombres. Y generalizo, claro, aunque generalizar siempre sea injusto y falso y probablemente poco apropiado y aquella vez todas, porque todas eran mujeres, me miraran horrorizadas. Especialmente ella, que sigue ignorante y feliz tantos años después… Hacía tan sólo un rato que él me hablaba por enésima vez de su última conquista. Que no, que a quien quería era a su mujer; pero lo poníamos tan fácil. Tantas horas perdidas en el despacho es lo que tienen, la tentación al otro lado de la pantalla. Demasiadas carencias afectivas disfrazadas de porqué lo llaman amor cuando quieren decir sexo. Que el amor es otra cosa, no así el engaño, supongo.

Related Posts with Thumbnails